Como os comentaba, mi idea de que todos fuésemos del cuento de Caperucita Roja no tuvo ningún éxito. Y tras hacer el disfraz de Caperucita, mi niña decidió que quería ir de Rapunzel. Así que compré un cuerpo elástico de crochet de su talla y nudo tras nudo se lo adapté mientras mirábamos los dibujos en la tele.
Estaba radiante y feliz con su vestido de Rapunzel (¡y eran las 7 de la mañana!), pasó un día estupendo en el cole y hasta la pinté un poquito.
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